lunes, mayo 05, 2008

Una lágrima...



Una lágrima: es eso que humedece los ojos del mundo. Y que el mundo se empeña en ocultar. Es eso que nos tragamos tantas veces por soberbia, por orgullo, por demostrar fortaleza y queda atorada en la garganta, apretada en el corazón, comprimiéndonos todo. Es tan profunda, que no sabemos con certeza de donde nace, ni si podrá morir alguna vez.

A veces una lágrima: cicatriza una herida, lava una pena y ablanda.

Una lágrima: es un recuerdo, una angustia, una desesperación, una interrogante. Una lágrima: puede ser a veces el comienzo del perdón, la primera luz de la rectificación que hace estrechar una mano.

Una lágrima: es a veces la gota mágica que hace cambiar por dentro cuando tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la lágrima ayuda. Cuando la derramamos en el corazón querido, o en la intimidad de la amistad, la lágrima une, estrecha, funde.

La lágrima transforma, enseña, disuelve los rencores, las espinas, las malas hierbas que van creciendo en la amistad e impidiendo acercarse, abrazarse, comprenderse. La lágrima descubre. El que ingnora tus motivos, no te conoce.

La lágrima es un don.


1 comentario:

Camilo dijo...

Estimada Dulce. Recuerda, no obstante, que existen las lágrimas de cocodrilo, que les salen cuando se van a comer a una presa y no es de pena, je je. Pero sí, la lágrima libera. Desde que nació mi hijo, me he vuelto un sensible y lloro más que la Magdalena. Hasta con "Doce del Patíbulo" (broma de "Algo para recordar"). Un beso.