martes, noviembre 21, 2006

Que viene el lobo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Ayer buscando alguna REFLEXION sobre el cuento
"Pedro y el lobo" encontré esta historia........

¡¡Que viene el lobo!!
o como ser empresario y no morir en el intento

Y al final de todo,
te preguntaste si valió la pena luchar tanto
para conseguir aquello que soñaste…

Al principio todo fueron ilusiones y ganas,
estabas tan preocupado en sobrevivir,
en cubrir las necesidades más básicas,
que no tenías tiempo de reflexionar,
todo tu esfuerzo, toda tu obstinación,
era continuar sin descanso,
luchar contra molinos o contra la fatalidad
o contra lo que fuera que Dios o el sino te quisiera imponer,
era tu sueño, había que construirlo y estabas dispuesto a ello.

Y para recolectar un fruto tenías que sembrar mil,
el resultado nunca se compensaba con el esfuerzo que suponía,
la balanza se inclinaba descaradamente hacia el lado no deseado,
pero cada logro te hacía dichoso,
te reafirmaba que molerte la espalda y el espíritu,
dejándote las suelas y el alma en el empeño,
recorriendo el camino de la vida que habías elegido
tenía su recompensa, del calvario las más, del cielo las menos.

Y de repente, te hiciste la pregunta, “¿Vale la pena?”,
pero continuaste, no disponías de tiempo para contestarla
ni del lujo de detenerte a cavilar, porque al lobo que te hostigaba,
con las fauces abiertas, hambriento de fracaso y sangre,
le debías de ganar terreno, porque podías hacerlo,
porque tu empeño lo merecía, porque nunca te habías rendido.

Y perseveraste, sin mirar atrás, sin apenas resuello,
sin contemplar el paisaje, no había oportunidad, tripas y corazón,
que el esfuerzo no se entrega a plazos,
no hay préstamos ni pagarés a 180 días,
esto te lo cobran al contado, sudor y decepción al momento,
en efectivo y con el cambio justo, que nadie te dará las vueltas,
“AGOTADO CAMBIO, POR FAVOR,
INTRODUZCA EL IMPORTE EXACTO”.

Y un día giraste la vista atrás y en la distancia estaba el lobo,
le habías ganado margen, pero no era suficiente, necesitabas más,
porque sabías que éste no se rinde y un descuido, relajarte,
te podía costar la vida, de nada serviría todo el sendero correteado…
y seguiste, seguiste... dejando gente atrás,
porque no llevaban tu velocidad;
hubo quienes intentaron seguir tu ritmo, pero solo unas jornadas,
al remate se agotaron, se doblegaron o, simplemente, se detuvieron;
quisiste animarles, estimularles, auxiliarles,
hasta fuiste capaz de cargar a alguno sobre tus hombros, como un lastre
y finalmente, cuando las fuerzas se te gastaron,
le abandonaste a su suerte.
Eras tu o él. Pura supervivencia, nada personal.

Y esa duda siguió rondando tu cabeza, “¿Vale la pena?”
cada vez las llagas de tus pies punzaban menos,
tu alma estaba encallecida y mentalizada para la carrera,
tu marca mejoraba por momentos, tus piernas eran más potentes,
hasta disfrutabas corriendo, dejando personas atrás, no sentías piedad,
ya no soportabas lastres, asumiste que ellos no estaban capacitados,
que eran carne para el lobo.

Un día te fijaste en tu espalda, el lobo no estaba,
hacía tiempo lo dejaste muy, muy atrás,
te detuviste y respiraste profundamente, ¡lo habías conseguido!,
descubriste tu piel ajada, sin rastro de una tersura recordada;
tu cabello abundante y oscuro,
se había transformado en una mata escasa y blanca;
no había nadie junto a ti, estabas solo,
rematadamente solo, absolutamente solo.
Y distinguiste tu reflejo en un charco, no te reconociste, tú no eras ese,
esos ojos sin pasión no podían ser tuyos, esa mirada apagada,
que antes brillaba al dirigirse al horizonte, no te era familiar.

Te acomodaste en el suelo, no disponías de recuerdos hermosos,
solo la carrera, solo el sudor, el miedo, el ansía de llegar a un punto
en el que finalmente ya estabas, y nuevamente la pregunta,
“¿Vale la pena?”, retumbó en tu cabeza…Y cuando, horas después,
tuviste la contestación, un sonrisa afloró a tus labios, porque allí,
en la distancia, estaba el lobo, que se aproximaba, inmisericorde,
con su paso constante hacia ti, pero no te moviste,
no hiciste el más mínimo ademán de incorporarte,
lo observaste avanzar con cariño,
porque aquel depredador era el único ser al que reconocías,
que te había acompañado todo el recorrido,
lo aguardaste sin dejar de sonreír,
comprendiendo que fue preciso todo el coraje y sacrificio
para contestar a esa pregunta de la que, en ese momento,
tenías ya la respuesta.

... que reflexione aquel que tiene un proyecto, que dirige una empresa,
que lucha por una causa, por una ideología, por una fe.

Mi respeto a los que se quedaron en el camino y a los que siguen en él,
a los que encontraron la respuesta y a los que nunca se la plantearon,
a los que tienen sueños y a los que sufren pesadillas,
a los que sonríen al contemplar al lobo y a los que son lobos,
al final, el final es el mismo para todos.

Por Mercedes GuiotDirectora EO IPSO COMUNICACIÓN INTEGRAL
Subdirectora O&N COMUNIDAD VALENCIANA


Espero vuestros comentarios....

***La victoria es de los arriesgados y valientes!!!!!!***


Olor a MADRE....


Aunque ya seamos un poco mayores......


Ningun perfume es tan especial como el "olor a MADRE"!!!!!!


Y ningún amor es tan grande como el de una MADRE.


El mejor recuerdo de la niñez tiene siempre "olor a MADRE".


Bien sea por las veces que le oíste decir -No me gusta...
mientras te cedía su dulce preferido de chocolate;
por los momentos que después de probar
un par de cachetes de sus manos
la sentiste llorar en silencio,
o por las veces que percibiste su mirada cómplice
cuando un fuerte regaño de papá te anunciaba
la suspensión de los juegos de la tarde.


Quizá por eso siempre la verás corriendo al lado tuyo
en la bicicleta dándote consejos
para mantener el equilibrio,
sin ella misma haber probado jamás unos pedales;
o sacándole puntas a tus lápices
cuando casi todas las luces se han apagado
y lo único que queda abierto es la tapa de tu mochila.
De nada valdría amputarles el gusto.


Para ellas,
siempre habrá un solo niño bello en el mundo,
el suyo.


Y ni te preocupes por decirles cuando tengas un problema
que su ayuda sería sólo como una gota de agua en el mar,
pues ella te dirá que el mar
sería menos profundo si le faltara esa gota.


Ellas son así.


Nunca les gusta estar
entre las personas en las que uno puede apoyarse,
sino ser la única persona que hace posible
que no necesites apoyarte en nadie.


Quizás una de las mejores definiciones que conozco
me la dio hace mucho tiempo alguien que me dijo
que las madres existen
porque Dios no puede estar en todas partes.


De eso no puedo dar fe.


Pero si sé que son las que te acogen si te equivocas,
que hacen una fiesta cuando estas feliz,
que en los ratos malos
hacen lo posible para comerse tu tristeza,
que te creen siempre pequeño,
que te hacen diferente,
que piden disculpas por ti,
que te saben suyos...


Muchas veces los hijos omitimos lo que sentimos
porque lo damos por consabido
sin percatarnos cuánto les gusta
que nos acerquemos despacito
y le susurremos "Te quiero"
al tiempo que le hacemos alguna maldad infantil.


Por eso mañana
no me importará que me crean cursi
porque le invento poemas
o porque me escurro tempranito en su cama
para atesorarle un regalito bajo su almohada,
mientras ella finge el más profundo de los sueños.


Así pueden ser ellas:


Indescifrables como un crucigrama
y tan predecibles como el tiempo.