lunes, mayo 05, 2008

Bambú japonés




No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad,no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡Mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad,este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.


Sin embargo, en la vida cotidiana,muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.


De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro… Estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

Si no consigues lo que anhelas, no desesperes...quizá sólo estés echando raíces...


Elixires para el Alma - Cuentos, relatos y poemas
Fortaleza

Bambú

BAMBÚ JAPONÉS

Hay que ser como el bambú, y ello se logra cuando nos damos cuenta que no son los años los que pasan, sino que somos nosotros los que vamos avanzando, somos nosotros los que vamos ganando más años. En ese momento, cuando descubrimos que por muy mal que estemos las cosas algún día irán mejor, es porque lo estarán siendo.


Pero nadie sabe, la gracia es ésa. Hay especies de bambú de las cuales nunca se las ha visto florecer, pues nadie conoce su ciclo. Sin embargo ello no significa que no florezca, sino que debemos esperar con más ganas a que llegue su tiempo.


¡Hay que ser como el bambú! La vida es hermosa, hay que saber donde mirar, no en la superficie, sino en la semilla interior que va germinando.



Cuentan que una vez crecieron juntos un junco y un roble. Al cabo del tiempo el roble se hizo un enorme y engreído árbol que menospreciaba al junco burlándose de esta manera:

- Qué pequeño y débil eres. Ni siquiera tienes ramas y tu tronco no aguantaría ni un cuarto de kilo. Yo, sin embargo, soy grande, tengo poderosas ramas y mi tronco es mil veces más robusto que el tuyo. No sé ni siquiera por qué te hablo.

El junco ni se inmutaba ante tales palabras, mas se entristecía de que su compañero, el roble, estuviese tan pagado de sí mismo.

Un día un tornado arrasó la comarca y mientras que el roble se oponía a la virulencia del aire con todo su vigor, el junco se plegaba. Tan fuerte era el tornado, que terminó arrancando el roble.

Cuando llegó la calma, el junco se mantenía en pie porqué no se opuso frontalmente a la enorme fuerza que les atacaba, sino que la supo eludir, mientras que el roble cayó por creerse invulnerable, terminando por convertirse en leña para los leñadores. Al verlo el junco se decía:

-Tanta vanidad y soberbia ¿De qué te han servido? Tu inflexibilidad ante el tornado te ha llevado a tu propia caída.

Esta fábula Indica que la rigidez y el inmovilismo no son garantía de supervivencia ni de inteligencia. Sin embargo la flexibilidad, en el momento oportuno, puede suponer una actuación justa, garantía de continuidad y supervivencia.

2 comentarios:

welf dijo...

Hola !! Una persona me ha pasado el poema de "Bambú japonés" (No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere una buena semilla ... ) y buscando he dado con este blog donde aparece dicho poema pero desearia saber quien es el autor del mismo cosa que agradecería infinitamente. Gracias

welf dijo...

Hola !! Una persona me ha pasado el poema de "Bambú japonés" (No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere una buena semilla ... ) y buscando he dado con este blog donde aparece dicho poema pero desearia saber quien es el autor del mismo cosa que agradecería infinitamente. Gracias