El hijo de cierto competente hombre de negocios mostraba signos de gran preocupación. Acostumbrado como estaba a detectar problemas, el padre lo invitó a almorzar para charlar a sólas y conducirlo a contarle lo que le sucedía. Indagó, que en efecto, las cosas no marchaban bien: Su carrera, su trabajo, sus relaciones, estaban llenas de trabas y el joven se sentía acorralado e impotente.
- No sé cómo superar los obstáculos -confió - y no por debilidad, puedo asegurarlo. No conozco muchos más duros que yo, y sin embargo siento que retrocedo en vez de avanzar.
- Querido hijo, la dureza no lo es todo - sonrió el experto - el mármol es duro, pero si lo golpeas con un mazo se rompe en mil pedazos. Lo que importa no es ser duro, sino ser fuerte. El cuero es blando pero a la vez fuerte, por más que lo martilles no se romperá. Prueba enfrentar las dificultades y desafíos con resistencia, pero tambien con flexibilidad, y pronto verás los resultados.
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