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Cuenta la historia un príncipe, Javier, que quería ser un caballero (“un caballerete- según su ayo- que no das la talla”) y se enamora de oídas de una princesa oculta en un castillo muy lejano rodeado de dragones.
Javier toma la determinación de llegar hasta ella y, tras muchas vicisitudes, lo consigue.
..¿Como has llegado hasta aquí? - le pregunta su princesa- El camino es largo y difícil y peligroso. Otros guerreros más fuertes y grandes que tú lo intentaron sin lograrlo.
El principito meditó un largo rato ¿Como?¿Como había conseguido llegar tan lejos si también él sabía que no era en verdad, ni gran caballero, ni héroe maravilloso sino un principito vulgar?
Pensó y pensó y, al final, respondió lo que le pareció verdad
.. No he llegado solo. Mis padres, el rey y la reina de un reino pequeño y humilde me dieron aliento para emprender el viaje. Y tengo tres hadas amigas, a cual más generosa y lista, que me aseguraron que todos, todos, todos, podemos hacer lo que nos propongamos si tenemos verdadera voluntad de conseguirlo. Ellas me han ayudado a superar los momentos difíciles. Mi voluntad y firmeza lograron superar todos los obstáculos y ahora estoy aquí, príncipe de un reino insignificante, solicitando tu amor.
Estas hadas son Yolanda, Mayca, Lali, Lourdes y Mª José. Ellas forman parte del Equipo de Atención Temprana de APROSUBA 14 de Olivenza, Badajoz.
Allí llegó hace tres años Javier. Sus “hadas” se encontraron con el primer caso de acondroplasia que llegaba al centro e hicieron lo que debían: buscar información para trabajar con él de forma adecuada.
Lo han conseguido, vaya que sí, y lo han hecho con tal dedicación y cariño que fruto de todo ese trabajo es, entre otros proyectos, este cuento.
No sé si os podéis hacer idea del tesoro que es encontrar gente así en tu camino.
Me quedo con el olor de la tierra empapada por la lluvia fina. Ese es mi espacio.
Javier toma la determinación de llegar hasta ella y, tras muchas vicisitudes, lo consigue.
..¿Como has llegado hasta aquí? - le pregunta su princesa- El camino es largo y difícil y peligroso. Otros guerreros más fuertes y grandes que tú lo intentaron sin lograrlo.
El principito meditó un largo rato ¿Como?¿Como había conseguido llegar tan lejos si también él sabía que no era en verdad, ni gran caballero, ni héroe maravilloso sino un principito vulgar?
Pensó y pensó y, al final, respondió lo que le pareció verdad
.. No he llegado solo. Mis padres, el rey y la reina de un reino pequeño y humilde me dieron aliento para emprender el viaje. Y tengo tres hadas amigas, a cual más generosa y lista, que me aseguraron que todos, todos, todos, podemos hacer lo que nos propongamos si tenemos verdadera voluntad de conseguirlo. Ellas me han ayudado a superar los momentos difíciles. Mi voluntad y firmeza lograron superar todos los obstáculos y ahora estoy aquí, príncipe de un reino insignificante, solicitando tu amor.
Lo mejor de todo es que Javier existe; es un verdadero príncipe que vive en un pueblo de Badajoz, tiene cinco años y es acondroplásico.
Javier es un niño que con el tiempo conseguirá casi todo lo que se proponga porque tiene a su lado una familia estupenda que le apoya y porque ha tenido la suerte de encontrar en su camino unas hadas buenas dispuestas a echarle una mano ahora, en sus primeros pasos.
Estas hadas son Yolanda, Mayca, Lali, Lourdes y Mª José. Ellas forman parte del Equipo de Atención Temprana de APROSUBA 14 de Olivenza, Badajoz.
Allí llegó hace tres años Javier. Sus “hadas” se encontraron con el primer caso de acondroplasia que llegaba al centro e hicieron lo que debían: buscar información para trabajar con él de forma adecuada.
Lo han conseguido, vaya que sí, y lo han hecho con tal dedicación y cariño que fruto de todo ese trabajo es, entre otros proyectos, este cuento.
No sé si os podéis hacer idea del tesoro que es encontrar gente así en tu camino.
Me quedo con el olor de la tierra empapada por la lluvia fina. Ese es mi espacio.
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