Este poema, en traducción libre, fue publicado en la Gaceta del Hospital Guy, del distrito de Greenwich (Londres) el 2/2/1974. Aparece mencionado como tal en el libro "Solas" de Carmen Alborch. Escrito por una anciana solitaria y silenciosa, recluida en la zona geriátrica, considerada hasta entonces como incapacitada para leer y escribir por sus cuidadores, el original fue hallado en su taquilla tras su muerte.
¿Qué veis, enfermeras, qué veis?Pensáis cuando me estáis mirando:Una anciana decrépita y obtusa con los ojos perdidos que toma su comida y nunca responde.
Cuando alzáis la voz diciéndome: me gustaría que lo intentaras...Os diré quién soy, mientras permanezco aquí sentada, inmóvil, mientras me levanto siguiendo vuestro mandato y como, según vuestro deseo.
Soy una niña de diez años, con papá y mamá,hermanos y hermana que se quieren los unos a los otros.Pronto una novia de veinte años, cuando mi corazón dio un salto recordando las promesas que juré cumplir.
Con veinticinco tuve mis propios niños que precisaron de mí para construir un hogar seguro y feliz.
A los cincuenta, de nuevo, nuevos niños corretean entre mis rodillas.Pero los días oscuros se ciernen sobre mí, con la muerte de mi hombre.Miro al futuro y me encojo con temor.
Los jóvenes de mi familia están todos muy ocupados en sus asuntos.Y pienso en los años de amor que he conocido.
Ahora soy una mujer vieja y la naturaleza es muy cruel.(...)El cuerpo se resiente, la gracia y el vigor se han ido...ahora sólo hay una piedra donde antes había un corazón.Pero debajo de esta vieja carcasa una joven adolescente aún alienta y ahora, de nuevo, mi castigado corazón renace.
Recuerdo las penas, recuerdo el placer,de nuevo amo y vivo otra vez,y pienso que los años son demasiado pocos,han pasado demasiado deprisa.
Y acepto el hecho de que nada durará.Por tanto, abrid vuestros ojos, enfermeras, y mirad.No soy una vieja decrépita, ¡Miradme de cerca, vedme...!
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