viernes, noviembre 09, 2007

Echar raíces profundas.

Una historia muy reflexiva...



El doctor Pedrosa no se parecía a ningún médico de los que he conocido en mi vida. Siempre llevaba puesto un mono y un viejo sombrero de paja. Su sonrisa hacía juego con ese sombrero arrugado y curtido. Cuando el buen doctor no estaba salvando vidas, se dedicaba a plantar árboles en un terreno de hectárea y media donde tenía su casa, pues la mayor ambición de su vida era verlo convertido en bosque.

Como horticultor, el buen doctor Pedrosa se guiaba por la máxima de que “sin dolor no hay ganancia” , así que nunca regaba los árboles recién plantados. Cuando le pregunté por qué , me dijo que el riego hace que las plantas echen raíces poco profundas. En cambio, las raíces de los árboles que no se riegan se adentran más en la tierra en busca de agua.

Cuando plantaba un roble, lejos de echarle agua todas las mañanas, le pegaba con un periódico enrollado. Decía que eso era para llamarle la atención al arbolillo.

El doctor Pedrosa dejó este mundo un par de años después. No hace mucho pasé por su casa para ver los árboles que le vi plantar hace 25 años, y he de decir que se yerguen macizos como el granito.

Yo planté varios árboles hace unos años, y los regué y los fumigué con el mayor esmero. Ahora esperan que los atienda como si fueran reyes, y cuando sopla el más leve viento frío, se ponen a temblar y les castañean las ramas.

¡Qué curioso caso el de los árboles del doctor Pedrosa ! La adversidad y las privaciones les habían sido más beneficiosas que los cuidados y la comodidad.

Todas las noches, antes de acostarme, voy a ver a mis dos hijos mientras duermen, y contemplo el vaivén de sus cuerpecitos al respirar. En mis oraciones a menudo pido que tengan una vida sin dificultades, pero últimamente he pensado que es hora de cambiar mis rezos, porque la llegada del viento frío es inevitable.

Sé que tarde o temprano mis hijos pasarán por tiempos difíciles, porque la vida es dura. Voy a rezar para que echen raíces hondas, así, la furia de las lluvias y los vientos no podrá doblegarlos.

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