I ens hem de dir: Adéu-siau!
Germans, dem-nos les mans,
Senyal d'amor, senyal de pau.
El nostre comiat diu:
A reveure, si a Déu plau!
I ens estrenyem ben fort,
Mentre diem: Adéu-siau.
No és un adéu per sempre
És sols l'adéu per un instant,
El cercle refarem
I fins potser serà més gran.
El nostre comiat diu:
A reveure, si a Déu plau!
I ens estrenyem ben fort,
Mentre diem: Adéu-siau.
La llei que ens agermana,
Ens fa més forts i ens fa més grans.
Si ens fa més bons minyons,
També ens fa ser mes bons cristians
El nostre comiat diu:
A reveure, si a Déu plau!
I ens estrenyem ben fort,
Mentre diem: Adéu-siau.
¡Oh Jesús, único consuelo en las horas eternas del dolor, único consuelo sostén en el vacío inmenso que la muerte causa entre los seres queridos!
Tú, Señor, a quién los cielos, la tierra y los hombres vieron llorar en días tristísimos
Tú, Señor, que has llorado a impulsos del más tierno de los cariños sobre el sepulcro de un amigo predilecto
Tú, ¡Oh Jesús! que te compadeciste del luto de un hogar deshecho y de corazones que en él gemían sin consuelo
Tú, Padre amantísimo, compadécete también de nuestras lágrimas.
Míralas, Señor, cómo sangre del alma dolorida, por la perdida de aquel que fue deudo queridísimo, amigo fiel, cristiano fervoroso.
¡Míralas, Señor, como tributo sentido que te ofrecemos por su alma, para que la purifiques en tu sangre preciosísima y lo lleves cuanto antes al cielo, si aún no te goza en él!
¡Míralas, Señor, para que nos des fortaleza, paciencia, conformidad con tu divino querer en esta tremenda prueba que tortura el alma!
¡Míralas, oh dulce, oh pidadosísimo Jesús! y por ellas concédenos que los que aquí en la tierra hemos vivido atados con los fortísimos lazos de cariño, y ahora lloramos la ausencia momentánea del ser querido, nos reunamos de nuevo junto a Ti en el Cielo, para vivir eternamente unidos en tu Corazón.
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