"Cuando criticas a alguien, no dices mucho acerca de esa persona, pero sí de ti mismo. Eres un murmurador.
Cuando criticas a alguien, estás creando un problema y no consigues más que devaluarte. Juzgar a los demás consume energía, y además te colocas en una situación que no te corresponde.
Criticar es, sobre todo, un hábito. Acostúmbrate a no hablar mal de nadie jamás, con independencia de la opinión que te merezca. Esta nueva regla de prudencia no tardará en convertirse un una segunda naturaleza. Criticar tal vez aporta un alivio pasajero, pero hay otros temas de conversación. Guarda lealtad a los ausentes. Defiéndelos. Las personas que te escuchen sacarán la conclusión de que eres una persona en quien se puede confiar"
**Dominique Laureau**
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